lunes, 8 de octubre de 2018

Crónica Carrera de Montaña Alto Rey.

Otro fin de semana que elegiamos, mi mujer y yo, competir corriendo. Yo contra mi mismo, mejorar tiempos de años anteriores, también hacer equipo con mi compañera y mujer, además disfrutando de todo lo que aconteciera. Erika si competía por subir al podio, así que iría contando las féminas que llevábamos por delante y las que eventualmente nos podían adelantar.
El plan: correr juntos disfrutando de la montaña y el buen ambiente, intentando como siempre, poner a prueba la maquinaria.

Transcurría 2018 y dejábamos uno de los septiembre más calurosos hasta la fecha(máximas de 35 grados)para que justo el día de la carrera, las temperaturas cayeran a "minimos", cuando subíamos por la ladera, la sensación térmica era de bajo cero y el viento soplaba metiendote el frío en los huesos.

Así es nuestra tierra!! No es lugar para tibios!! Sierra Norte de Guadalajara. Lugar de contrastes sin concesiones de aclimatación, paraje de naturaleza extrema. Estepas áridas cerealistas,  pequeños pueblos de pizarra negra y masas graníticas que se levantan contra el viento del norte, se abrigan con jaras, pinos y robles en sus faldas, regatos de agua como el Pelagallinas y el Bornova, que emocionan cuando fluyen junto a la vereda. Allí corrimos y subimos la gran montaña, el Alto Rey.

Acudir a estas carreras ya es casi una reunión de amigos. Nos vamos conociendo con gran parte de los integrantes, gente maja que te hace sentir bien a su alrededor, con su sana vision de la vida y su mirada sincera, te contagia de buen rollo llenándote las pilas para muchos días.
El coche marcaba 5 grados al llegar a Condemios de Arriba, nos tomamos el tradicional café de puchero con las galletas Maria y a ponerse los últimos aperos, el chaleco, la bolsa de agua, los geles, manta térmica...
Nos montamos en el autocar y nos trasladaron a Albendiego, donde se tomó la Salida. Este año, la organización  escuchó la sugerencia de otros años y tenían abierta la ermita donde pudimos resguardarnos del frío. Salimos como siempre...poniendo al corazón a tope, corrimos por una vereda hasta saltar el río pisando un tronco inestable, para no mojarse las piernas, subimos la ladera de pizarras sueltas, bajamos la falda serpenteando jaras hasta atacar los tobillos de la montaña. Saltamos el río pelagallinas y sacamos los bastones para no sobrecargar riñones subiendo 1000m en estos 3 km de ascensión por esta montaña sagrada que pone nombre a la carrera. Durante la subida: sudor, frío, jadeo, vistas, recuerdos y alegría al ver que lo quemado años atrás ya se ha regenerado, esfuerzo, alguna foto, miradas a paisajes y compañeros de travesía.


Al llegar a la cumbre un silbido que va cambiando de nota, las antenas y su estructura entran en resonancia con el viento regalando un ambiente tétrico a momento. Vuelta precavida a la ermita, un poco de cuerda y pa bajo en tumba abierta.
En esta bajada creíamos recortar diferencias con quien nos precedía en la carrera, pero en vez de atender a exigencias competitivas, ambos nos imbuimos en un mundo de sensaciones... a Erika le evocaban los pinos en concreto, como sabios protectores de nuestra senda nos escoltaban , a mi se me debió de despejar el olfato como nunca y a cada tramo notaba esencias diferentes, tierras vegetales, raíces resinosas, hiervas aromáticas  y esporas que perfumaban cada recodo del camino.
En el kilómetro 19 nos quedamos sin combustible, e hicimos la goma elástica virtual,  íbamos adentandonos de manera alterna y consecutiva. Así sacamos fuerzas para llegar a la meta. Al llegar Mejor Marca Personal en esta carrera desde que cambiaron su recorrido. Erika llegó la cuarta en la general, segunda en su categoría.
Como crítica, en tema Trofeos: la organización cometió un fallo orientando a los primeros en la carrera corta, les mandaron para donde no era y el tercero que si sabía para donde era, quedó primero, aunque deportivamente es cuestionable su silencio. Debido a ese fallo decidieron darle a esos dos corredores un trofeo, ¿de donde lo sacaron?? de las categorías que les pareció, a una mujer que llegó 30 minutos después, le dieron trofeo en categoría Veterana, pero la categoría Senior , desapareció en el ultimo momento, no obtuvo trofeos ni premios, de las cinco de la general a unas les daban miel y a otras trofeo. Yo lo calificó de "huir hacia delante" y remiendos que no contentan a nadie. Los agraviados de la carrera corta cogieron el famoso trofeo de la "Seta de barro"con desgana, casi desprecio. Al menos así me pareció a mi.
Como la intención era buena y acertar parece casi imposible, quedamos todos contentos y rápidamente dimos por concluido el episodio de la entrega de premios.

Nota aclaratoria: en el reglamento publicado, no decía nada de la categoría senior, aunque los años anteriores si ha habido trofeos a dicha categoría. Desde "mi punto de vista" no tiene sentido dar premios solo a una categoría.

La carrera larga estuvo perfectamente indicada y organizada. Excelente trabajo de toda la organización y sus voluntarios, que hicieron un trabajo estoico resistiendo las inclemencias para que todos disfrutaramos.
Balance general Muy Positivo. El marcaje del camino fue simplemente Perfecto!!


Ducha calentita que ayudó a salir de la hipotermia, comida con dos platos judias blancas muy ricas y filetes con salsa y ensalada, de postre exquisitas trufas de chocolate, para todos los corredor@s y acompañantes que abonaran 5 euros. Como mis Papis, que se unieron a nosotros en este primer día fresco del Otono.



Vuelta a casa con la sensación de haber aprovechado el día, recordando los aromas a bosque antiguo y ganas de repetir retos tan duros y gratificantes como el de correr la Carrera del Alto Rey.


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